LA VIDA DE LAS ESTRELLAS


LA VIDA DE LAS ESTRELLAS

Las estrellas son bolas de gas incandescentes localizadas a distancias enormes para nuestros sentidos (parsec). Son los principales constituyentes del disco y del halo de las galaxias. Todas las estrellas que observamos en una noche despejada pertenecen a nuestra galaxia. Observamos y estudiamos las estrellas porque: son indicadores de distancia a las galaxias (SNs, Variables Cefeidas); sirven a nuestra constante búsqueda de vida en otras partes (Planetas Extrasolares); para confirmar la Teoría de Evolución Estelar (Leyes de la Física son válidas en todo el Universo).

Las estrellas siguen un ciclo vital que dura miles de millones de años. Todas las estrellas comienzan del mismo modo: como material de una nebulosa, una nube de gas y polvo. Las estrellas no nacen individualmente, sino en grupos llamados cúmulos. La formación y desarrollo inicial de una estrella se lleva a cabo así: en una nebulosa, la gravedad inicia la formación de bolas de gas en revolución, llamadas proto-estrellas. La proto-estrella se contrae y su núcleo se hace más denso. Así mismo se forma un halo exterior de gas y polvo. Cuando el núcleo alcanza una densidad critica, comienzan las reacciones nucleares. La energía liberada hace desaparecer casi todo el halo. A medida que la joven estrella continua girando con rapidez, el gas y polvo restante es aplastado formando un disco. En algunos casos, como en nuestro Sol, este disco de gas y polvo se convierte en un sistema de planetas en órbita. Finalmente, con o sin planetas, la nueva estrella brilla fijamente convirtiendo el hidrogeno en helio por fusión nuclear.

El ciclo vital de una estrella depende de su masa. Las estrellas con la misma masa del Sol, mantienen su brillo durante unos 10 mil millones de años. Las estrellas de mayor tamaño convierten el hidrogeno con mayor rapidez y tienen vida más cortas. Cuando la mayor parte del hidrogeno ha sido transformada en helio, la estrella se convierte en una gigante roja y transforma el helio en carbono, y así sucesivamente. El núcleo se calienta, haciendo que la superficie se expanda y luego colapse y termine como una estrella enana. Las estrellas de al menos ocho masas solares terminan como supernovas. La gravedad las obliga a colapsarse con increíble fuerza, produciendo ondas de choque. Si el núcleo que queda tras una supernova tiene entre 1.4 y 3.0 masas solares, forma una estrella de neutrones. Compuestas por material súper-denso, las estrellas de neutrones giran muy deprisa y emiten ondas de rayo (microondas), que parecen parpadear muy rápidamente. Por eso se les llama púlsares. Si el núcleo resultante tras la supernova excede en 3 masas solares, se colapsara hasta formar un agujero negro: algo tan denso que su gravedad absorberá incluso la luz. Por definición, los agujeros negros son invisibles, pero se cree que están rodeados de acreción de materia en revolución, debido al mismo poder de absorción del agujero negro.

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