Emparejamiento humano no apto para mojigatos.

Ensayo sobre las estrategias del emparejamiento humano
Escrito por: Jhonny Stiven Huertas Ortiz (Mi Novio)

Emparejamiento humano no apto para mojigatos.

“Todos los hombres son iguales”, es una frase muy pronunciada en casi cualquier contexto social, generalmente después de una notoria befa y signos corporales de defensa y hostilidad. Pareciese que muestra cierta inconformidad por parte de las mujeres con respecto a lo que esperan en una relación de pareja de los hombres; pero si acaso supiesen que hay unas razones biológicas de por medio para nuestro comportamiento masculino, tal vez pasarían de un relincho furioso ante una infidelidad, a una comprensión de la manceba. Aunque el accionar sexual de nosotros los seres humanos ha sido visto en términos de la influencia que ejerce la sociedad y la cultura, un reciente estudio biológico se ha atrevido a excusar nuestras hilarantes tácticas de cortejo y nuestras preferencias por las curvas y caras bonitas o el gusto por los músculos y el tamaño de la billetera, en el caso de las féminas.

Como primera medida, nos preguntamos el porqué de elegir y competir por una pareja, como si no fuéramos muchos o como si una fea no pudiera ser un buen polvo. Pues resulta que la biología ha favorecido la escogencia de pareja debido a las ventajas que nos ha traído evolutivamente como especie. Tendemos a mejorar nuestras capacidades, pues somos el resultado de unos ancestros exigentes con respecto a la belleza y habilidades de sus cónyuges. Técnicamente somos hijos de los que fueron bonitos, inteligentes, prósperos y sagaces, aunque no podría descartar que seamos hijos de aquellos buenos mentirosos que aparentaron ser un sueño para algún ingenuo (por algo es que aún lo podemos ver a menudo, ya sea en una novela de las 8 de la noche o en una prima que aún se pregunta por qué se sigue enredando con pelmazos). Ahora, ya es un hecho que solemos pelear por todo, desde un clásico en el Campín hasta la existencia de un ser todopoderoso que refute la ciencia; pero si se pregunta porqué es que solemos los hombres competir por las mujeres, talvez deba saber que la naturaleza le otorgó el poder de escoger su pareja al sexo que mayor inversión haga en las crías; así, ellas dan un óvulo, o más; 9 meses de gestación, con sus respectivas incomodidades para viajar en bus o para un coito; y un período de lactancia que se puede extender en varios años en algunas culturas tribales; mientras nosotros damos un valiosísimo espermatozoide que no alcanza a competir con el colosal aporte femenino.

Ahora bien, nuestro comportamiento de emparejamiento es estratégico, depende del contexto, y acarrea problemas de diferente orden para hombres y mujeres.
Depende del contexto temporal, ya que no todos se quieren echar la soga al cuello por un largo periodo, algunos sólo quieren disfrutar de cortas y pasajeras relaciones. Esto conlleva a que se creen estrategias, tanto de hombres como de mujeres, para lograr los objetivos que tiene cada quien, pero lejos de ser una miríada de razones, los biólogos se han tomado la tarea de clasificarlas en 9 hipótesis, lo cual extrañamente parece recordarnos lo parecidos que somos todos los seres humanos, independientemente de la cultura y la ubicación geográfica. A continuación, presentaré sucintamente las dichas hipótesis con sus respectivas analogías.

HIPOTESIS 1: El emparejamiento de corta duración es más importante para el hombre que para la mujer. Esto no es secreto para nadie. No en vano las mujeres se quejan de que no las toman en serio. Según las estadísticas, los hombres prefieren las relaciones de corta duración más que las mujeres; los hombres tienden a desear un mayor número de compañeras sexuales que las mujeres; y es más fácil que los hombres lleguen a una relación sexual con una mujer que acaban de conocer a que lo hagan las mujeres.

HIPOTESIS 2: Los hombres que buscan un emparejamiento de corta duración resuelven el problema de identificar la mujer que esta sexualmente accesible. Y la que está inaccesible también. Los hombres tienen una especie de radar que descarta aquellos objetos que no son identificados como potencialmente atractivos para un encuentro casual o de corta duración; si la señorita expresa bajo deseo sexual, ya sea con palabras o ademanes que la hagan ver tan delicada que parezca remilgada, o es una neófita en cuestiones del placer carnal, es muy probable que no sea identificada en el radar del hombre, el cual por cierto está alimentado por testosterona. Y eso que no cito aquellas damiselas de la noche cuyas prendas escotadas y ceñidas al cuerpo, pareciesen invitar a un café en Chapinero al decir sutilmente que están que se comen ellas mismas.

HIPOTESIS 3: Los hombres que buscan un emparejamiento de corta duración buscarán reducir el compromiso y la inversión. Pero claro. Si la señorita empieza a sacar al traste esos comentarios tiernos y llenos de esperanza por un hogar con el caballero en cuestión, muy probablemente termine sola y desconcertada. Y en cuanto a la inversión, prefiero ponerlo con una frase: "La diferencia entre el sexo por dinero y el sexo gratis es que el sexo por dinero cuesta menos".

HIPOTESIS 4 Y 5: Los hombres que busquen un emparejamiento de corta duración resolverán el problema de identificar la mujer fértil, mientras que los hombres que busquen un emparejamiento de larga duración resolverán el problema de identificar la mujer reproductivamente valiosa. La fertilidad se refiere a la probabilidad de que una mujer sea capaz de concebir un hijo, valor reproductivo, por otro lado, se define actualmente en unidades de esperanza de reproducción futura, en otras palabras, entre más valor reproductivo tenga una mujer, mejores posibilidades de reproducción tendrá. Los hombres identifican a una mujer reproductivamente valiosa por medio de características físicas unidas a la edad y la salud. Es improbable que un hombre se junte con una mujer que tenga arrugas pronunciadas, labios delgados, cabello gris como producto de la edad; u ojos torcidos, pobre tono muscular o llagas en la piel, como muestra de su estado de salud. Es obvio que todos los seres humanos le dan importancia a la apariencia física, así los estudios digan que las mujeres le dan menos importancia; no porque la mujer ame a su hombre no quiere decir que no le despertaría más deseo sexual si el señor se cuidase más. Si las personas se cuidasen más su cuerpo, los índices de infidelidad se reducirían; así que si el señor tiene una barriga cervecera y la mujer recuerda a una modelo anoréxica o a un buñuelo, es probable que esté en alto riesgo de cuernos inadvertidos o divorcios justificados.

HIPOTESIS 6: Los hombres que buscan una pareja de larga duración resolverán el problema de la seguridad de la paternidad. Es indiscutible que una mujer tenga certeza de que su hijo es suyo, pero para el hombre la situación puede requerir de algo más que amor, confianza, o un eunuco guardián. Ningún hombre quiere escuchar que su hijo es del lechero o que su mujer invita frecuentemente a su casa al carnicero para que le dé su opinión personal con respecto a la pechuga que se come su marido. Pero no sólo es importante para los hombres que no se la jueguen mientras están emparejados, sino que para un gran porcentaje de nosotros es importante que su mujer de larga duración sea casta y pura; que nos llegue como una carta: sin abrir. No importa cuán posesivo y receloso sea un hombre, las mujeres suelen ser sagaces y cuidadosas al ser infieles, por eso mi recomendación es dejar de darle tanta importancia al asunto. Después de todo, nosotros queremos ser el primer amor de la mujer, mientras ellas, más inteligentes, quieren ser nuestro último amor.

HIPOTESIS 7: Las mujeres que buscan un emparejamiento de corta duración preferirán hombres dispuestos a impartir recursos inmediatos. Y quién no. Si lo va a tener por poco tiempo, lo mejor es que le saque lo que más pueda mientras lo tiene comiendo de su mano. Éstas señoritas suelen ser las que más se cuidan físicamente, las que todos los días se ven espléndidas; que son unas maestras en el arte de la falsificación de su propia identidad; y que no sólo son buenas para detectar aquellos pichones listos para ser estafados, sino que se documentan sexualmente para enloquecer con sus caderas a los incautos pudientes.

HIPOTESIS 8: Las mujeres serán más selectivas que los hombres al escoger una pareja de corta duración. Si tiene planeada una relación de corta duración con una señorita, es mejor que ya tenga un cuerpo de atleta, unas buenas costumbres de aseo, un perfume costoso, una buena pinta, y una billetera que parezca inagotable. Las mujeres suelen ser más selectivas para sus parejas de corta duración; ellas no se conforman con un hombre que las pueda satisfacer sexualmente, sino que buscan beneficios materiales y sentido de prestigio: si usted tiene todas esas características, la señorita podrá presumir de sus habilidades en la conquista ante sus amigas o potenciales competidoras. Ah! Y recuerde, la fama es un buen afrodisíaco.

HIPOTESIS 9: Las mujeres que buscan emparejamiento de larga duración prefieren hombres que les puedan proporcionar recursos para sus hijos.
No en vano les gusta un hombre tierno, comprensivo, poco agresivo, buen escuchador, de capacidades económicas fuertes, estudios universitarios y conocimientos ancestrales. No es pecado querer lo mejor para sus hijos, después de todo es lo que todos quieren: una buena educación y posibilidades de crecimiento y bienestar para sus descendientes. Tampoco es gratis que la mayor causa de divorcio que demandan las mujeres, se debe a la falla del hombre en proveer recursos y soporte económico.

Para finalizar, es importante recordar que aunque todos los seres humanos estamos unidos sicológicamente como especie y pareciese que a todos nos complacen con lo mismo, lo hermoso de las relaciones de pareja es la enorme posibilidad de crecimiento y construcción mutuos. Son matices y pequeñeces lo que diferencian los gustos y la escogencia de pareja, pero son esos matices lo que nos hace individuales y únicos entre una especie que por su rápido crecimiento, ha olvidado la importancia de su riqueza y diversidad individual.

BIBLIOGRAFÍA:
*BUSS DAVID 2001. The strategies of human mating. IN Sherman, P. & J. Alcock (Ed.) Exploring Animal Behavior. Sinauer Ass., Inc. Massachusetts. Pag. 240-251.

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